
domingo, 20 de marzo de 2011
martes, 15 de marzo de 2011
domingo, 13 de marzo de 2011
viernes, 11 de marzo de 2011
ME DA QUE ESTE AGUA SUCIA NO ES LA CERVEZA QUE HE PEDIDO by M.A.Delgado.
Me da que este agua sucia no es la cerveza que he pedido aunque tampoco importe demasiado. En estas condiciones prefiero concentrarme en los navajazos que Winton Kelly y Lee Morgan están lanzando al viento en busca de la mejor frase mientras me pregunto en qué fase me encuentro yo ahora. Ah, sí, ya recuerdo... el sueño de Hassan y toda esa estúpida historia de gatos que maúllan en la madrugada al olor a pescado podrido de prostitutas viejas y chulos que cojean sin un triste sombrero de ala ancha que llevarse a esas cabezas rotas de tanto pensar en nada. Así dejándome los pulmones en este solo improvisado que no es más que sucio bop en una servilleta manchada de mocos y alcohol que apesta a guerra fría. Necesito otra botella. A este paso voy a colgarme de la cornisa del tejado de un domingo cualquiera. Porque hoy es domingo sí, y Paul Chambers no debería manosear esas cuerdas intentado volverme más loco de lo que ya estoy. Siento un impulso incontrolable de golpear a alguien con esta trompeta oxidada que reclama descanso en su funda de piel gastada pero mejor le pido al camarero otra cerveza. Tengo los pantalones mojados y no se por qué. A ver si esta vez acierto a llevarme el vidrio a la boca.
M.A.Delgado
MARINERO DE LUCES by Antonio Díez.
- Isabel Pantoja canta una canción que…
- (sorprendido) ¿Isabel Pantoja?
- SÍ, ISABEL PANTOJA, ¿QUÉ PASA?
- Nada, nada… que me ha extrañado, pero sigue…
- Isabel Pantoja canta una canción que contiene una de las metáforas más bellas para referirse a un camello: “Barco velero cargado de sueños"...
ese barco velero
cargado de sueños
cruzó la bahía
No sé a qué drogas será adicta la Pantoja, pero en esta canción nos cuenta una situación bastante habitual: el adicto queda con el camello, aunque a éste se le va la olla y lo deja tirado. Y es que está por ahí, de cañas, metiéndose rayas y cantando canciones por los bares del puerto...
olvidaste que yo
gaviota de luna
te estaba esperando
y te fuiste meciendo
en olas de plata
cantando cantando
te embrujó aquella tarde
el olor de azahar
…Y no es casual. En el prólogo de “El almuerzo desnudo” de William S. Burroughs se explicaban ya los tres principios básicos del monopolio de la droga, y el segundo de ellos dice: "Nunca des más de lo que sea necesario (hay que tener al comprador siempre hambriento y hacerlo esperar siempre)"…
marinero de luces
de sol y de sombra
de mar y de olivo
se quedo tu silencio
de rojo y arena
clavado en el mío
- Pobre Isabel… Oye, ¿tú crees que nos dejaran salir alguna vez de este sitio?
- Cállate. Déjame en paz. Y ponme la canción. Está en este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=tRqlwwIP53Q
- (sorprendido) ¿Isabel Pantoja?
- SÍ, ISABEL PANTOJA, ¿QUÉ PASA?
- Nada, nada… que me ha extrañado, pero sigue…
- Isabel Pantoja canta una canción que contiene una de las metáforas más bellas para referirse a un camello: “Barco velero cargado de sueños"...
ese barco velero
cargado de sueños
cruzó la bahía
No sé a qué drogas será adicta la Pantoja, pero en esta canción nos cuenta una situación bastante habitual: el adicto queda con el camello, aunque a éste se le va la olla y lo deja tirado. Y es que está por ahí, de cañas, metiéndose rayas y cantando canciones por los bares del puerto...
olvidaste que yo
gaviota de luna
te estaba esperando
y te fuiste meciendo
en olas de plata
cantando cantando
te embrujó aquella tarde
el olor de azahar
…Y no es casual. En el prólogo de “El almuerzo desnudo” de William S. Burroughs se explicaban ya los tres principios básicos del monopolio de la droga, y el segundo de ellos dice: "Nunca des más de lo que sea necesario (hay que tener al comprador siempre hambriento y hacerlo esperar siempre)"…
marinero de luces
de sol y de sombra
de mar y de olivo
se quedo tu silencio
de rojo y arena
clavado en el mío
- Pobre Isabel… Oye, ¿tú crees que nos dejaran salir alguna vez de este sitio?
- Cállate. Déjame en paz. Y ponme la canción. Está en este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=tRqlwwIP53Q
Antonio Díez
jueves, 10 de marzo de 2011
martes, 8 de marzo de 2011
ENTREVISTA EN LA REPÚBLICA CULTURAL
Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín: “la Movida fue frivolidad, celebración tras el fin del régimen (Innombrable), pero la Beat Generation fue algo más serio…”
Entrevista a los editores de Beatitud. Visiones de la beat generation
Blanca Vázquez – laRepúblicaCultural.es
Beatitud. Visiones de la beat generation es la nueva joya de ediciones Baladí. ¿Sus responsables? Dos poetas, literatos, novelistas, editores y amantes del universo de las palabras y sus conjugaciones: Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín.
Hemos hablado del libro hace un días, y con motivo del estreno de Howl (Rob Epstein & Jeffrey Friedman) el próximo 25 de marzo, película que acomete la influencia de un poeta, Allen Ginsberg y un poema, Aullido, volvemos a la influencia, la energía, la imaginación y fuerza icónica de los beats. Muñoz Álvarez y Escuín confiesan la influencia de aquellos genios desarraigados de libre albedrío que dejaron una impronta fascinante en la literatura norteamericana, (además de Ginsberg, Jack Kerouac, Neal Cassady, Charles Bukowski, Diane Di Prima, Gregory Corso, William Borroughs, etc, etc).
Ambos poetas, el leonés y el turolense se han echado al camino, recogiendo relatos (tan diversos como sus autores, e inspirados en la filosofía beat ) de la efervescente nueva cantera de escritores españoles, que todo hay que decirlo, dejan al lector con la boca abierta y con la convicción de que el mundo literario está enérgicamente vivo. Larepublicacultural se ha acercado a ambos responsables de este vibrante libro para que nos cuenten sus proyectos y sus experiencias con Beatitud.
Para empezar queremos conoceros bien. Ignacio, háblanos de Eclipsados. Vicente te toca contarnos sobre Vinalia Trippers.
Ignacio: Eclipsados es un proyecto que nace del interés por la literatura, por devolverle algo de lo que ella nos ha dado. Hemos publicado muchos libros (más de ochenta y cinco) y en todos ellos hemos disfrutado con nuestro trabajo y nuestra apuesta ha sido editar lo que nos gustaba, aquello que creíamos que aportaba algo.Vicente: Vinalia fue en su origen un fanzine de relatos ilustrados para adultos que comenzamos a editar en 1995 en León con la idea de dar salida a un tipo de literatura subterránea, alternativa y políticamente incorrecta que no solía encontrar hueco en publicaciones de corte oficial, pese a la calidad indiscutible de sus propuestas. Conocíamos ya de aquellas a un montón de escritores de talento ninguneados por el sistema y el canon, y nos propusimos crear para ellos una plataforma de expresión al tono, con una estética pulp y underground, fusionando la literatura con otras ramas paralelas, como el cómic y la ilustración, la música, el cine independiente, etc. Sacamos nueve números del fanzine y cinco libros de bolsillo entre los años 1995 a 2001 y regresamos en el 2007 con un libro homenaje, “Tripulantes: Nuevas Aventuras de Vinalia Trippers”, que coordiné con David González para la editorial Eclipsados. El año pasado editamos otro número con formato de libro, “Plan 9 del Espacio Exterior”, y un suplemento de poemas dedicado al malogrado escritor argentino Raúl Núñez. Y ahora estamos a punto de editar el número 11, que llevará por título “Trippers from the Crypt”. Por decirlo de algún modo, Vinalia ha sido el germen de muchos otros proyectos en los que he trabajado estos últimos años, antologías como “Golpes”: “Ficciones de la crueldad social” (que coordiné con Eloy Fernández Porta), Resaca/Hankover: Un homenaje a Charles Bukowski (con Patxi Irurzun) o “23 Pandoras: Poesía alternativa española”, además, claro, de Beatitud. Fue, en suma, un punto de encuentro para diversos creadores, que nos ha servido de ensayo y cantera para lo que ha ido viniendo después.
¿No parece difícil, fuera de tiempo, eso de ser poeta en el siglo de las redes virtuales?
Ignacio: Ser poeta siempre ha sido igual de complicado, y por otro lado no se trata de que lo sea o no, es decir, se trata finalmente de hacer poesía alejados, en la medida de lo posible, de las dificultades extras, bastante difícil es de por sí hacer poesía.Vicente: La poesía nunca ha sido fácil, ni antes, ni ahora, ni lo será después tampoco. Es una apuesta minoritaria y difícil, pero el que la lleva dentro de algún modo la hará salir. Por otro lado, y aunque parezca mentira, las redes virtuales han democratizado de algún modo la poesía, al permitir a los escritores publicar sin la mediación de editores, mediante blogs y webs, etc.
Habéis hecho resurgir de sus cenizas a la Beat Generation, algo que hoy día es como un huracán de aire fresco entre tanta corrección e hipocresía política. ¿Cómo se os ocurrió escribir y reunir (con tantos autores fuera de lo común) estos pequeños relatos inspirados en aquellos rebeldes con o sin causa: Kerouac, Ginsberg, Cassady, Burroughs, Corso, Di Prima…¿y cómo habéis convencido a Ediciones Baladí para acercárnoslo?
Ignacio: Desde que conocí a Vicente Muñoz Álvarez sentí que acabaríamos trabajando en un proyecto como este. Él me transmitió esa esencia beat y era inevitable que tarde o temprano nos pusiéramos manos a la obra con este proyecto. Es un libro necesario. Todos los colaboradores han entendido esto y eso es muy importante.Vicente: Bueno, Nacho y yo llevábamos ya tiempo dando vueltas a este proyecto. Hablamos de ello en las presentaciones de Tripulantes, y desde entonces hemos estado perfilando la idea hasta tener el libro listo. Nos parecía que una antología así, en momentos de falta de imaginación y espíritu como los presentes, era algo necesario y que de algún modo lograría conectar con un sector alternativo de la sociedad. Baladí se entusiasmó inmediatamente con la propuesta en cuanto les enviamos el libro, no hubo que convencerles de nada. Como nosotros, David y Nacho, los editores, son lectores y amantes de la cultura beat, y la idea de publicar este libro les sedujo al instante. Entre todos, autores, editores y antólogos, hemos formando un buen equipo. Y eso, las buenas vibraciones, se pueden palpar en el contenido y forma de Beatitud.
Quizá consigáis trasladar de las librerías de viejo a la Fnac las obras de este grupo de genios que tanto ha inspirado a otros muchos. ¡Vaya responsabilidad!
Ignacio: Y vaya alegría si lo consiguiéramos. Los beat siempre han estado entre nosotros, pero es cierto que un empujoncito para que vuelvan a las librerías (no habituales) sería todo un éxito.Vicente: Ojalá fuera así, sería estupendo. De hecho, cuando yo comencé a leer a los beat, a finales de los 80, era en las librerías de viejo donde había que ir a buscarles, salvo algunos títulos muy concretos, como On the road. Ojalá este libro y nuestro homenaje aporten un granito de arena a la causa beat.
Beatitud. Visiones de la beat generation aúna un ecléctico grupo de relatos, cada uno hijo de su autor. 32 relatos, 33 beats, ¿dónde se ha escondido tú relato, Ignacio? Vicente, (Beatitud en Lisboa), ¿experiencias personales en tu aportación?
Ignacio: Mi relato es mi texto de presentación. Lo hablé con Vicente y decidí no hacer un texto forzado, además creo que el libro ha quedado estupendo tal y como está. Hubiera sido diferente en otras circunstancias, pero la vida, a veces, no nos deja demasiado espacio y hay que ser honesto con la literatura siempre. Si no hay tiempo no lo hay, y soy muy feliz con este libro tal y como es.Vicente: Yo aporté ese relato a la antología como broche final, cerrando el libro, porque me apetecía hablar del movimiento y la mística beat, la terapia del camino y la evasión de lo prosaico mediante la carretera, que es en esencia lo que aborda mi cuento, titulado como la antología, Beatitud, y centrado en Lisboa, una ciudad cosmopolita y evocadora como pocas con la que personalmente me siento en deuda.
¿Qué hay de los beats españoles? podemos decir que La Movida fue nuestro fenómeno cultural equiparable a la beatitud de estos chicos norteamericanos de la ruta 66?
Ignacio: En algunas cosas sí, pero en otras me quedo con las generaciones posteriores de beats, como la de Vicente Muñoz. Hubo también beats anteriores como Miguel Labordeta y parte del grupo Niké en Zaragoza, supervivientes de la felicidad y la libertad en un periodo en el que estas dos cosas eran casi imposibles.Vicente: Sinceramente, no veo demasiados paralelismos entre una y otra. Sí, quizás, en el transfondo de renovación artística y social, de rebelión contra el sistema, pero no en cuanto a estética y fondo. La Movida (sin menosprecio de las obras que alumbró) fue básicamente frivolidad, celebración tras el fin del régimen (Innombrable), pero la Beat Generation fue muchas más cosas, algo más serio y espiritual, filosófico y existencial, místico y revelador…
Nos parece ideal leer Beatitud con los acordes de The Doorscomo fondo. La influencia de los Beats en la música es infinita: Bob Dilan, Patti Smith, Tom Waits, el jazz, Loo Reed, Nirvana… Ya que sois los padres del proyecto, os voy a pedir un capricho, ¿qué música le pondríais a…? pongamos algunos de los relatos a voleo, sin desmerecer ninguno de los 32
Ignacio: Las cenizas de Allen Ginsberg (Uberto Stabile), Pi (Almudena Vidorreta), La india o el miedo (Ana Pérez Cañamares), Huellas en el polvo (David González), La compañía de finanzas amistosas (Eloy Fernández Porta).A Pi le pega la Velvet Underground, quizá esa versión de sweet Jane estupenda. Al texto de Eloy algo más conceptual, al de David algo beat “rabioso” y al de Uberto Stabile la melodía más beat que puedas encontrar, es absolutamente beat.Vicente: Three´s a crowd (Eduardo Almiñana), Jack, tenemos que hablar (Inma Luna), On the (Soviet) road (Miquel Silvestre), Dharma Thief (Lucas Rodríguez), Con unos tíos cualesquiera (Safrika).Uffff… una pregunta difícil, sin duda… A ver, para Three´s a crowd, Tom Waits, por ejemplo, quizás Rain Dogs. Para Jack, tenemos que hablar, algo de Nina Simone. Para On the (Soviet) road, Born to be Wild, de Steppenwolf (Miquel es, además de un excelente escritor, un motero empedernido). Para Dharma Thief, un fondo rápido de didgeridoo (el instrumento que toca Lucas) y para el relato de Safrika, Hot Generation, de las Pandoras.
On the Road de Jack Kerouac es el epicentro de todo el movimiento. King of the Beats. Tanta es su influencia que el cine también le debe mucho a través de todas las road movies. Debería de ser un libro obligatoria en los colegios como lo es El Quijote, el cual también habla de salir al camino, aunque con otro lenguaje…
Ignacio: Creo que debería ser un libro “recomendado”. El concepto obligatorio no va con este libro. Con muchos tampoco va y llevan esa etiqueta. La lectura es importante, pero este es un libro al que los lectores jóvenes han de llegar por la sugerencia de otros, de los libros beats, de otras lecturas cruzadas. Pero sería todo un honor que nos leyesen los jóvenes, que este libro les ayudara a querer más los libros, otros libros, todos los libros.Vicente: Está bien tu comparación, salvando las distancias. Cervantes, a su manera, fue también un beat revolucionario, y El Quijote una auténtica road movie a la española, estoy de acuerdo. Y claro que debería leerse On the road en los colegios… Conectaría con los jóvenes lectores mejor que cualquier libro de los que habitualmente les recomiendan, estoy seguro. Y lo digo por propia experiencia…
En la España de la transición tuvimos nuestras rutas, la ruta del Bakalao o ruta Destroy de la que habla Mario Crespo en su relato Ruta 23, pero parece que dejó la estela de algo más descerebrado…
Ignacio: Como todas las rupturas tras un periodo de gran estancamiento se producen algunos efectos que pueden no ser tan interesantes. Pero todos los caminos y sendas marcadas por la libertad lo son, así que lo ideal (y lo más beat) es que cada uno pueda hacer su camino, pase este por lugares más cabales o más descerebrados, lo importante es poder elegir—crecer—soñar en el camino.Vicente: Ah, esas drogas de diseño… cuánto daño han hecho… y lo que nos queda por ver aún… Cerebros destruidos, que dirían los Eskorbuto…
Drogas, libertad sexual, misticismo, pacifismo, poetas un tanto turbados sin casa ni paradero fijo, rebelarse contra las normas del sistema, beats que tienen que “morir jóvenes o mueren ridículos” (Miquel Silvestre). Se me hace difícil ver a los jóvenes de hoy, demasiado preocupados por la crisis económica o los efectos de la globalización, la ecología, dejarse llevar así.
Ignacio: Los jóvenes de hoy son estupendos, libres, muy libres. Quizá la sociedad sea el problema. Yo no tengo una visión fatalista de la juventud, me parecen maravillosos. Quizá esta globalización “americana” sea más responsable de algunas cosas de lo que algunos quieren hacer ver. Quizá el problema sea que todas las sociedades se comportan como una sola basándose en unos valores poco recomendables.Vicente: Bueno, muchos relatos del libro, hay que tenerlo en cuenta, retratan a un sector minoritario e incluso marginal de la sociedad, para el cual las normas de la mayoría, por decirlo de algún modo, no son las que rigen sus vidas… También en los años 50 primaban los mismos problemas que mencionas, o semejantes, y los beat miraban hacia otro lado, precisamente hacia el misticismo, el pacifismo, la insumisión, etc.
Cuando leía Beatitud me venía a la mente un libro muy beato también, “Los detectives salvajes” de Roberto Bolaño. ¿Qué narrativa actual os parece Beat hasta la médula?
Ignacio: Ya lo he dicho, Vicente quizá sea mi Beat preferido, pero también lo son aquellos que luchan por sus ideales dejándoselo todo en el camino (como Sergio Gaspar, por ejemplo).Vicente: La de Sam Shepard, por ejemplo, uno de los herederos más brillantes de los beat. O la de Bolaño, como bien dices. O, centrándonos en nuestro país y en Beatitud, la de Miquel Silvestre, escrita literalmente on the road, o la de Carla Badillo, amiga de los beats de Frisco, o la de David González, visceral e insurgente, o la de Uberto Stabile, por citar algún ejemplo.
Pertenecéis a generaciones diferentes pero no muy alejadas (Vicente del 66 e Ignacio del 81). Diferencias que veo también entre los escritores y escritoras que participan en el volumen, desde 1954 (Sergio Gaspar) a 1987 (Eduardo Almiñana de Cózar). ¿Esto ha supuesto algún escollo para vuestra visión del proyecto?
Ignacio: Ninguno, la verdad es que ha sido una suerte que Vicente conozca tan bien a los escritores de su generación y yo intente conocer tan bien a los de la mía. Nos gusta leer, nos gusta leerlo todo, leerlos a todos y conocerlos.Vicente: Más bien al contrario, nos ha permitido comprobar la recepción del fenómeno beat en casi tres generaciones de escritores españoles, que era una de las premisas de este libro. Y ha hecho el conjunto más variado y apetecible.
Ignacio, diriges encuentros de poesía en la Universidad de Zaragoza, y has publicado seis obras poéticas, la última Habrá una vez un hombre libre, 2009.
Vicente, has publicado poemas, relatos, novela, la última Mi vida en la penumbra, y ensayo, El tiempo de los asesinos. ¿Algún otro libro en curso, planes de futuro? ¿Como veis el panorama literario y editorial español, plagado por un lado de muchos best-sellers de fácil digestión?
Ignacio: Siempre hay un próximo libro en la mente, vivimos de eso, de nuestro deseo literario. Sin ese sueño no hay literatura, luego no ha vida. El panorama literario es rico, permite todas las posibilidades y me niego a no verlo de una forma optimista. Cada vez que dudo aparecen sellos como Baladí que me hacer recordar que esto es una fiesta, la de los libros, y que formamos parte de ella y somos felices.Vicente: Yo estoy rematando mi nuevo poemario, Animales Perdidos, que entregaré muy pronto a imprenta. Y en vías de publicar un ensayo sobre cult movies, donde abordo otra de mis grandes pasiones, el cine independiente y de autor. Y preparando, como ya mencioné, el nuevo número de Vinalia Trippers, dedicado a la literatura pulp de horror. Respecto a tu segunda pregunta, bueno, es cierto lo que comentas, y triste también, pero también es cierto que hay cada vez una mayor efervescencia de pequeñas editoriales que apuestan por autores nuevos, y una infraestructura de blogs y espacios para publicar en la red de lo más variopinta y prometedora. De nuevo, las ventajas de la blogsfera.
Y por último ¿os habéis manchado los dedos alguna vez de Nocilla?
Ignacio: Digamos que más de una vez, y ahora se ha convertido en una costumbre los domingos por la mañana de lo más divertida. Fuera de bromas, sí, y lo volvería a hacer, claro.Vicente: Jajaja… Para merendar algunas veces, como tentempié… Bromas aparte, como en todos los movimientos, hay en el que mencionas cosas más y menos valiosas, y de las buenas siempre se puede sacar provecho, dejando a un lado los complejos y modas.
lunes, 7 de marzo de 2011
jueves, 3 de marzo de 2011
SIMBIÓTICA by Andrés Portillo.
Me abrazo a él y me acuna, con su pecho retumbando en mis oídos, hasta caer como ruinas muertas. Hasta el amanecer. Entonces me mira y finjo que aún duermo. Ya no me acaricia ni me besa en los labios. Rehuye mi aliento séptico. El hombre que ha dormido a mi lado, se levanta de la cama con la boca pastosa, con el pene fláccido. Abre el grifo de la ducha. Oigo su tos, sus arcadas. Mi cerebro es una esponja que me oprime las paredes del cráneo. Mi estómago una cloaca. Mi sexo un animal disecado. Me aprieto los ojos con las manos. Los hundo en sus cuencas hasta hacerme daño.
No sé cómo se llama el hombre que ha dormido a mi lado. No se lo pregunté y él tampoco me lo dijo. No es guapo, ni sexy, ni tiene un cuerpo de estatua griega, esos son caprichos de gourmet. Me gustó porque bebía solo y fumaba tabaco negro.
¿Me invitas a una copa? - le dije.
Compartimos una botella. Y luego otra. Un beso en un callejón sin luces, una pensión de paredes desconchadas y un catre con olor a peces muertos. No hubo sexo. Sólo caricias torpes y un abrazo a medianoche. El hombre que ha dormido a mi lado, sale de la habitación sin despedirse, arrastrando los pies como un zombi. Vomito sobre la almohada. Crujo como una hoja seca. Cuando huimos de la soledad, lo peor es la resaca.
Andrés Portillo
Ilustración by Miguel Ángel Martín (original de la portada de Resaca/Hankover).
NO PINTAMOS NADA by Trifón Abad.
Frank era como el momento de incertidumbre en el que llegamos tarde a algún sitio y no sabemos si correr o no para coger el metro. Quizá acelerando el paso lo alcanzamos justo cuando cierra las puertas, y logramos ingresar en él de perfil sobre el pitido agónico. Pero quizá correr nos sirve sólo para verle escapar por el túnel, y, para eso, mejor ahorrarnos el esfuerzo. Esa duda era Frank.
Cuando le fotografié llevaba barba de una semana, gafas de pasta con el puente pegado con celo, su bata roída y salpicada de los mil colores que le faltaban cada día. El cuadro exacto, verídico, compuesto únicamente de una bombilla perfecta y centrada que irradia un círculo de luz a su alrededor, tan real que dan ganas de poner la palma debajo para buscar la sombra de la mano. Él: un maremoto siempre a punto de arrasar, buscando permanentemente el epicentro entre los raíles de sienes por donde circulaba su sensatez, a trompicones, descarrilándose y volviendo a su sitio otra vez. La obra: quieta, paciente, circunspecta, fiel como una fotografía, llena de trazos minúsculos en los que los nervios de Frank se iban plasmando en una ósmosis de ánimo y antidepresivos.
No hubo funeral para Frank. Ningún periódico ni revista literaria rescató su recuerdo necrológico. Aquel miércoles sólo un haz de luz entró a buscarle por la ventana, como cada día. Y no le hallamos muy cambiado.
Trifón Abad
Cuando le fotografié llevaba barba de una semana, gafas de pasta con el puente pegado con celo, su bata roída y salpicada de los mil colores que le faltaban cada día. El cuadro exacto, verídico, compuesto únicamente de una bombilla perfecta y centrada que irradia un círculo de luz a su alrededor, tan real que dan ganas de poner la palma debajo para buscar la sombra de la mano. Él: un maremoto siempre a punto de arrasar, buscando permanentemente el epicentro entre los raíles de sienes por donde circulaba su sensatez, a trompicones, descarrilándose y volviendo a su sitio otra vez. La obra: quieta, paciente, circunspecta, fiel como una fotografía, llena de trazos minúsculos en los que los nervios de Frank se iban plasmando en una ósmosis de ánimo y antidepresivos.
No hubo funeral para Frank. Ningún periódico ni revista literaria rescató su recuerdo necrológico. Aquel miércoles sólo un haz de luz entró a buscarle por la ventana, como cada día. Y no le hallamos muy cambiado.
Trifón Abad
lunes, 28 de febrero de 2011
BEATITUD EN ZARAGOZA: 2-3-2011.
Miércoles, 2 de Marzo
20 h. Fnac Plaza de España
Zaragoza
Con la presencia de
David Vicente (editor)
Ignacio Escuín (antólogo)
y los autores
Almudena Vidorreta
David Mayor
Octavio Gómez Milián
Raúl García
Y las actuaciones de
El hombre lento
& Experimentos in da Notte
LOS CHICOS DEL OTRO LADO (I): Beatitud por Esteban Gutiérrez Gómez.
Acaba de terminar la guerra (la II Guerra Mundial) y el mundo sigue siendo una mierda. En Estados Unidos nada se ha regenerado, nada ha cambiado, todo sigue igual. Los muertos son un número, no más, y se pretende seguir adelante sin tomar conciencia del pasado. Todo para nada.
Dan ganas de huir, de salir a la búsqueda de otra realidad. Si pudiese cambiarse el mundo… Pero no se puede cambiar, una guerra con 60 millones de muertos no ha logrado cambiar nada. Huir, el dedo al aire y una larga pista alquitranada por delante. Huir, sin destino concreto, a la aventura. Huir, aún sabiendo que no existe la puerta al otro lado. Sí, pero hay que huir.
La noción general de escapar de una realidad que huele a podrido, se particulariza en el ámbito de un pequeño grupo de escritores para los que el viaje es la vida. Lo importante no es llegar al destino, lo importante es hacer el camino, disfrutar del viaje. A mediados del siglo XX, Cassady y Kerouac recorren Norteamérica viviendo aventuras. El viaje es otra forma de vivir. Si hay dinero: gasolina y carretera; si no lo hay: porros y alcohol. El caso es abandonar la realidad, crearse un mundo a su medida. Cassady es el actor, el protagonista principal, el chico malo de esta película, el pendenciero, el vividor. Kerouac es un chico más intelectual, tiene la mirada del escritor en sus ojos y todo lo ve de una forma objetiva: nunca arriesga su alma. Ginsberg se unirá a ellos casi desde el principio; es un intelectual al que le gusta vivir en el filo, al borde del abismo, que totaliza pasiones y busca siempre el más allá. Burroughs huye de lo acomodado en busca de nuevas emociones. Hay otros actores (uno tan pendenciero como Cassady es Corso), pero basta de nombres propios y busquemos una etiqueta que nos permita clasificarlos (necesitamos saber de qué hablamos, por eso las etiquetas nos ayudan a no pensar), una etiqueta generacional que defina lo que estos cuatro chicos hacen con su vida en los años 50, algo así como los Beat.
Los Beat escriben sobre algo que ya se había iniciado años antes, sobre la necesidad de darse la vuelta frente al mundo, bajarse los pantalones y enseñar la raja del culo. Un que os jodan categórico. Un nuestra vida es nuestra vida y la vivimos como queremos. Duró poco el camino pero fue importante porque marcó el espíritu de la contracultura. Hoy en día todavía bebemos de su esencia. Tanto en el fondo (el mundo sigue siendo una mierda), como en la forma (la prosa espontánea de Kerouac, la libertad del autor en Ginssberg, la experimentación hasta la descomposición en Burroughs). Ahí están sus libros, En el camino, Gasolina, Yonqui, Aullido. No hay más que ponerse a leer.
Duró poco, la huída traspasó los límites con ayuda del peyote y del LSD, primero, y de la meditación, después, y llego a otros mundos. Los 50 acababan y una nueva generación asumió la bandera de la libertad, del cambio, de lo alternativo. Gente que buscaba sanar el mundo con amor. Mucho amor. Demasiado amor. Hippies envueltos en psicodelia que descubren y hacen descubrir el nuevo mundo: el budismo y la filosofía Zen. Al final, Kerouac o Ginsberg, llegan a un tope de vía en el que descubren otra realidad y, lo más importante, descubren que para huir no es necesario caminar, ni siquiera dar un solo paso: la mente lo domina todo. Los 60 se llenaron de esperanza en un mundo mejor. Una visión idealista, despegada de la realidad, de esa realidad en forma de barro que los Beat llevaban pegada a sus zapatos a pesar de que trataban de huir de ella..
50 años después, Vicente Muñoz Álvarez y Nacho Escuín, quieren palpar el reflejo de esa generación inconformista norteamericana en las jóvenes letras castellanas. Son muchos los autores que se posicionan en la contracultura, al margen de institucionalizaciones y servidumbres públicas, que huyen de la mierda en que sigue convertido el mundo, que esperan, al menos, ser consecuentes con su alma, que no cambian libertad por seguridad, que no esperan vender un millón de ejemplares de un libro porque no escriben para un millón de personas, que saben que están al otro lado de esto que llamamos literatura, en la umbría, dónde la nieve permanece más tiempo y el agua que emana del verdín, sabe a vida.
Vicente y Nacho hurgaron, people on the road, y tardó poco en asomarse un universo de nuevos creadores veneradores del espíritu Beat. Beatitud, así se llama la antología, es un compendio de reflexiones, de bionarraciones, de relatos, de vivencias, de ensayos, de influencias que los escritores de esa generación tuvieron en las vidas y en la escritura de cada uno de los autores que participan en este proyecto literario. El resultado es una amalgama de visiones sobre los Beat, una reivindicación del límite, de la huída, del viaje. Lo importante sigue siendo hacer el camino, sigue sin ser decisivo llegar al final, sea bucólico o precipitado. La carretera es una forma de vivir. Es cierto que luchar cansa, que son chicos del otro lado siempre dispuestos a dar guerra, pero ya descansarán cuando llegue la última hora, el suspiro final.
Título original: Beatitud, visiones de la Beat Generation
Autor: VVAA
Edición literaria: Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín
Editorial: Ediciones Baladí S.L.L.
Páginas: 357
Diseño cubierta: Julio Reija
ISBN: 978-84-937661-8-4
Autores que participan en esta antología:
Carla Badillo Coronado, Patxi Irurzun, Ana Pérez Cañamares, Joaquín Juan Penalva, José Ángel Barrueco, Carmen Beltrán, Uberto Stabile, David González, Carmen Camacho, Miquel Silvestre, Raúl García, Sergio Gaspar, Safrika, Nacho Abad, David Mardaras, Mario Crespo, Roxana Popelka, Eduardo Almiñana, Octavio Gómez Milián, Estelle Talavera Baudet, David Mayor, Pepe Pereza, Almudena Vidorreta, Lucas Rodríguez, Inma Luna, Diego Urizarna, Alfonso Xen Rabanal, Pablo Casares, Sonia San Román, Eloy Fernández Porta, Déborah Vukušić, Vicente Muñoz Álvarez.
Esteban Gutiérrez Gómez
Dan ganas de huir, de salir a la búsqueda de otra realidad. Si pudiese cambiarse el mundo… Pero no se puede cambiar, una guerra con 60 millones de muertos no ha logrado cambiar nada. Huir, el dedo al aire y una larga pista alquitranada por delante. Huir, sin destino concreto, a la aventura. Huir, aún sabiendo que no existe la puerta al otro lado. Sí, pero hay que huir.
La noción general de escapar de una realidad que huele a podrido, se particulariza en el ámbito de un pequeño grupo de escritores para los que el viaje es la vida. Lo importante no es llegar al destino, lo importante es hacer el camino, disfrutar del viaje. A mediados del siglo XX, Cassady y Kerouac recorren Norteamérica viviendo aventuras. El viaje es otra forma de vivir. Si hay dinero: gasolina y carretera; si no lo hay: porros y alcohol. El caso es abandonar la realidad, crearse un mundo a su medida. Cassady es el actor, el protagonista principal, el chico malo de esta película, el pendenciero, el vividor. Kerouac es un chico más intelectual, tiene la mirada del escritor en sus ojos y todo lo ve de una forma objetiva: nunca arriesga su alma. Ginsberg se unirá a ellos casi desde el principio; es un intelectual al que le gusta vivir en el filo, al borde del abismo, que totaliza pasiones y busca siempre el más allá. Burroughs huye de lo acomodado en busca de nuevas emociones. Hay otros actores (uno tan pendenciero como Cassady es Corso), pero basta de nombres propios y busquemos una etiqueta que nos permita clasificarlos (necesitamos saber de qué hablamos, por eso las etiquetas nos ayudan a no pensar), una etiqueta generacional que defina lo que estos cuatro chicos hacen con su vida en los años 50, algo así como los Beat.
Los Beat escriben sobre algo que ya se había iniciado años antes, sobre la necesidad de darse la vuelta frente al mundo, bajarse los pantalones y enseñar la raja del culo. Un que os jodan categórico. Un nuestra vida es nuestra vida y la vivimos como queremos. Duró poco el camino pero fue importante porque marcó el espíritu de la contracultura. Hoy en día todavía bebemos de su esencia. Tanto en el fondo (el mundo sigue siendo una mierda), como en la forma (la prosa espontánea de Kerouac, la libertad del autor en Ginssberg, la experimentación hasta la descomposición en Burroughs). Ahí están sus libros, En el camino, Gasolina, Yonqui, Aullido. No hay más que ponerse a leer.
Duró poco, la huída traspasó los límites con ayuda del peyote y del LSD, primero, y de la meditación, después, y llego a otros mundos. Los 50 acababan y una nueva generación asumió la bandera de la libertad, del cambio, de lo alternativo. Gente que buscaba sanar el mundo con amor. Mucho amor. Demasiado amor. Hippies envueltos en psicodelia que descubren y hacen descubrir el nuevo mundo: el budismo y la filosofía Zen. Al final, Kerouac o Ginsberg, llegan a un tope de vía en el que descubren otra realidad y, lo más importante, descubren que para huir no es necesario caminar, ni siquiera dar un solo paso: la mente lo domina todo. Los 60 se llenaron de esperanza en un mundo mejor. Una visión idealista, despegada de la realidad, de esa realidad en forma de barro que los Beat llevaban pegada a sus zapatos a pesar de que trataban de huir de ella..
50 años después, Vicente Muñoz Álvarez y Nacho Escuín, quieren palpar el reflejo de esa generación inconformista norteamericana en las jóvenes letras castellanas. Son muchos los autores que se posicionan en la contracultura, al margen de institucionalizaciones y servidumbres públicas, que huyen de la mierda en que sigue convertido el mundo, que esperan, al menos, ser consecuentes con su alma, que no cambian libertad por seguridad, que no esperan vender un millón de ejemplares de un libro porque no escriben para un millón de personas, que saben que están al otro lado de esto que llamamos literatura, en la umbría, dónde la nieve permanece más tiempo y el agua que emana del verdín, sabe a vida.
Vicente y Nacho hurgaron, people on the road, y tardó poco en asomarse un universo de nuevos creadores veneradores del espíritu Beat. Beatitud, así se llama la antología, es un compendio de reflexiones, de bionarraciones, de relatos, de vivencias, de ensayos, de influencias que los escritores de esa generación tuvieron en las vidas y en la escritura de cada uno de los autores que participan en este proyecto literario. El resultado es una amalgama de visiones sobre los Beat, una reivindicación del límite, de la huída, del viaje. Lo importante sigue siendo hacer el camino, sigue sin ser decisivo llegar al final, sea bucólico o precipitado. La carretera es una forma de vivir. Es cierto que luchar cansa, que son chicos del otro lado siempre dispuestos a dar guerra, pero ya descansarán cuando llegue la última hora, el suspiro final.
Título original: Beatitud, visiones de la Beat Generation
Autor: VVAA
Edición literaria: Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín
Editorial: Ediciones Baladí S.L.L.
Páginas: 357
Diseño cubierta: Julio Reija
ISBN: 978-84-937661-8-4
Precio: 20€
Autores que participan en esta antología:
Carla Badillo Coronado, Patxi Irurzun, Ana Pérez Cañamares, Joaquín Juan Penalva, José Ángel Barrueco, Carmen Beltrán, Uberto Stabile, David González, Carmen Camacho, Miquel Silvestre, Raúl García, Sergio Gaspar, Safrika, Nacho Abad, David Mardaras, Mario Crespo, Roxana Popelka, Eduardo Almiñana, Octavio Gómez Milián, Estelle Talavera Baudet, David Mayor, Pepe Pereza, Almudena Vidorreta, Lucas Rodríguez, Inma Luna, Diego Urizarna, Alfonso Xen Rabanal, Pablo Casares, Sonia San Román, Eloy Fernández Porta, Déborah Vukušić, Vicente Muñoz Álvarez.
Esteban Gutiérrez Gómez
domingo, 27 de febrero de 2011
jueves, 24 de febrero de 2011
BEATITUD EN MADRID
Viernes 25 de febrero,
19 h Casa del Libro - C/Hermosilla, 21.
Madrid
Intervendrán
Vicente Muñoz Álvarez (antólogo)
David Vicente (editor)
& varios autores del libro
Os esperamos
miércoles, 23 de febrero de 2011
VISIONES DE LA BEAT GENERATION by Gsus Bonilla.
Presentación en Madrid
Fecha: el Viernes 25 de febrero de 2011
Horario: a las 19:00h
Lugar: Casa del Libro - C/Hermosilla, 21 (Madrid)
Intervendrán: Vicente Muñoz Álvarez (antólogo), Ignacio Escuín Borao (antólogo), David Vicente (editor) & varios autores del libro.
NOTA: el viernes estarán x madrid Vicente Muñoz Álvarez y su tropee presentando BEATITUD visiones de la beat generation (Ed.Baladí, 2011). me insisto en lo que representa para mí vic, y me repito que es uno de esos personajes que andan por este planetapoesía que me merecen todo respeto y credibilidad. desde que aparecí x blogger y supe de él, vi que sus propuestas iban acompañadas de un halo de aire fresco, particular y diferente, un tipo al margen de lo establecido, esto se puede comprobar hurgando por cualquiera de los rincones de su extensa obra, tanto en poesía como en narrativa, así como en las cienes de movidas que ha coordinado o promovido, blogs, antologías, recitales, fanzines, etc,etc; siempre una palabra amable, un trato acojonante para conmigo, cuando nos hemos visitado, cuando nos hemos encontrado; entonces te dices, chaval, a este tipo hay que mimarle. es lo que tienen los animales sociales, que las relaciones personales nos dan fortaleza; y para mi suerte sé que no es el único, ayer en la fnac, en la present de viscerales, vivido lo vivido, también lo recordé...
Fecha: el Viernes 25 de febrero de 2011
Horario: a las 19:00h
Lugar: Casa del Libro - C/Hermosilla, 21 (Madrid)
Intervendrán: Vicente Muñoz Álvarez (antólogo), Ignacio Escuín Borao (antólogo), David Vicente (editor) & varios autores del libro.
NOTA: el viernes estarán x madrid Vicente Muñoz Álvarez y su tropee presentando BEATITUD visiones de la beat generation (Ed.Baladí, 2011). me insisto en lo que representa para mí vic, y me repito que es uno de esos personajes que andan por este planetapoesía que me merecen todo respeto y credibilidad. desde que aparecí x blogger y supe de él, vi que sus propuestas iban acompañadas de un halo de aire fresco, particular y diferente, un tipo al margen de lo establecido, esto se puede comprobar hurgando por cualquiera de los rincones de su extensa obra, tanto en poesía como en narrativa, así como en las cienes de movidas que ha coordinado o promovido, blogs, antologías, recitales, fanzines, etc,etc; siempre una palabra amable, un trato acojonante para conmigo, cuando nos hemos visitado, cuando nos hemos encontrado; entonces te dices, chaval, a este tipo hay que mimarle. es lo que tienen los animales sociales, que las relaciones personales nos dan fortaleza; y para mi suerte sé que no es el único, ayer en la fnac, en la present de viscerales, vivido lo vivido, también lo recordé...
Gsus Bonilla
martes, 22 de febrero de 2011
BEATITUD en El viento que agita la cebada.
Llevaba años esperando leer este libro, años... Desde que supe que Vicente quería antologar un libro-homenaje a los Beat. Quizá por eso mis expectativas eran muy altas, tanto que quizá me haya pasado de exigente... El caso es que ahora, con el libro leído y bien analizado y con la sombra de la presentación ciñéndose sobre nuestras cabezas, he de decir que, de nuevo, Vicente Muñoz Álvarez (en este caso junto a Nacho Escuín) ha dado en el clavo y ha conseguido diseñar, construir y vender un libro de culto donde cada autor, como se pidió, ha aportado su particular visión de esta generación: con experiencias personales, imitando el estilo de Kerouac, con ensayos, con híbridos entre la narración y el ensaño, con figuraciones sobre algunos aspectos desconocidos de los beatniks, con alusiones a los outsiders y a las mujeres del grupo… En esta variedad reside la grandeza de este libro que edita Baladí y en el que me enorgullece (lo digo de verdad) participar junto a grandes amigos y escritores admirados aportando mi particular locura beat…
Y el viernes, no te olvides, presentación en Madrid: en La Casa del Libro de Hermosilla a las 19:00.
Mario Crespo, de El viento que agita la cebada.
lunes, 21 de febrero de 2011
DOSIS DE PURA LITERATURA: Reseña en La República Cultural.
Beatitud, visiones de la Beat Generation
Dosis de pura literatura
Blanca Vázquez - laRepúblicaCultural.es
Lo atractivo de las jóvenes editoriales es que discurren al margen de modas, o quizá nos atrevemos a decir que las modas las inauguran ellas, al ir por libre y destapar corrientes o literaturas que han degustado y calificado como de interés artístico. Es decir que pasan de populismos que no hacen más que ensuciar la cultura real, que no siempre es fácil, ni tiene porqué ser fácil. Ediciones Baladí lleva ya algún tiempo sorprendiéndonos, por eso apostamos por ellos.
Su última novedad no puede ser más peculiar y revisionista, acercarse a la Generación Beat con Beatitud, visiones de la Beat Generation, compilada y editada por Vicente Muñoz Álvarez, poeta y escritor e Ignacio Escuín, escritor y director de la editorial Eclipsados. Volumen formado por 32 relatos referentes, de una manera u otra, a los Beats y todo lo que significaron en el arte y el comportamiento, convertidos en un fenómeno cultural que arranca con Jack Kerouac, Allen Ginsberg, William S. Burroughs, Neal Cassady, Gregory Corso, Diane Di Prima…adscritos y firmantes de un pensamiento oriental, hippy, meditativo, místico y comunal. Surgidos en una década, los cincuenta, en la que los valores clásicos estadounidenses ahogaban la libertad y la creación de mentes efervescentes como ellos.
¿Ha influido este legado de escritores y sus lecturas en las últimas generaciones de narradores españoles? Así lo creen Muñoz Álvarez y Escuín que se han hecho la ruta on the road para recoger en su camino a los poetas y escritores con más potencial de nuestro panorama. Una deuda estética e incluso vital que nos deja sin palabras, todo hay que decirlo. Once mujeres y veintiún hombres, todos con un historial narrativo y poético bastante repleto y en muchos casos vanguardista y experimental, componen este discurrir de relatos cortos, en los que el lector oscila entre una prosa tersa, sólida, hábilmente elaborada, a una prosa juguetona, abstracta, “colocada”, y otras proezas más personales, que despiertan menos entusiasmo. En todo caso todas conforman un paisaje en el que todos los caminos conducen a Jack Kerouac y los poetas beats, como afirma Uberto Stabile en su soberbio relato, Las cenizas de Allen Ginsberg: “Bob Dylan fotografíado junto a la tumba de Kerouac, Patti Smith proclamándose hija política de William S. Burroughs, Wim Wenders rindiéndole homenaje En el curso del tiempo, Tom Waits reconociendo ser una consecuencia de las lecturas de Jack. El resurgir del zen y los movimientos pacifistas y ecologistas, y la defensa de los aborígenes y las culturas indígenas en total consonancia con la filosofía de Snyder, Ed Sanders y otros beatniks. La libertad sexual, la liberación de las llamadas «drogas blandas» y la denuncia del nuevo orden mundial, todo ello ya presente en los textos de Allen Ginsberg. El espíritu de Leroi Jones explícito y vivo en el rap más radical. Y más y más conexiones y gustos coincidentes: Jean Genet, Paul Bowles (inquietante el relato Cabeza de gardenia de Carmen Camacho referente a Jane Auer Bowles), el haikú, Phillip Glass, la escritura río, el jazz, Cortazar, Frank Zappa, Lou Reed, Marian Faithful, Truman Capote…”.
Un descubrimiento gratificante para el lector este grupo de narradores poco iluminados por los grandes medios, pero quizá ellos lo prefieran así para ser más auténticos, más verdaderos. Viajamos entre relatos que mentan la serie Los Simpson (Ned Flanders en concreto), conducidos por la pluma de Patxi Irurzun; traza juegos temporales Ana Pérez Cañamares en La India o el miedo; homenajean al último beat, (Gregory Corso) en la escritura de José Ángel Barrueco; asoma un aire de coleguilla y porrillo con David González en Huellas en el polvo; o ese aroma surrealista de Pi, por Almudena Vidorreta; notable como pocos el de Eduardo Almiñana, Three´s a Crowd; mezcla de ensayo y relato personal el de Ruta 23 de Mario Crespo; Filosófico pero caótico David Mardaras con Dios; más convencional Pepe Pereza en Eligiendo camino; o sublime, fantástico, divertido y genialmente hipnótico Miquel Silvestre con On the (Soviet) Road. Pocas veces nos hemos reído tanto con un relato. Muy trabajado pero algo espeso en su resultado final Eloy Fernández Porta confiere a La compañía de finanzas amistosas un magma de efecto LSD, lo cual tiene su gracia, dependiendo el día que tenga el lector.
Agridulce indagación a ritmo de beatifica literatura. Nos ha encantado esta propuesta de Baladí, por la que sin duda nos jugamos los cuartos en esta mezcla de frivolidad, filosofía, recordatorio, ficción, ideas, alucinaciones y lenguaje a buen ritmo. Todo un travel-writers.
Título original: Beatitud, visiones de la Beat Generation
Autor: VVAA
Edición literaria: Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín
Editorial: Ediciones Baladí S.L.L.
Páginas: 357
Diseño cubierta: Julio Reija
ISBN: 978-84-937661-8-4
Precio: 20€
Presentación en Madrid
Fecha: el Viernes 25 de febrero de 2011
Horario: a las 19:00h
Lugar: Casa del Libro - C/Hermosilla, 21 (Madrid)
Intervendrán:
Vicente Muñoz Álvarez (antólogo)
Ignacio Escuín Borao (antólogo)
David Vicente (editor)
& varios autores del libro
Autor: VVAA
Edición literaria: Vicente Muñoz Álvarez e Ignacio Escuín
Editorial: Ediciones Baladí S.L.L.
Páginas: 357
Diseño cubierta: Julio Reija
ISBN: 978-84-937661-8-4
Precio: 20€
Presentación en Madrid
Fecha: el Viernes 25 de febrero de 2011
Horario: a las 19:00h
Lugar: Casa del Libro - C/Hermosilla, 21 (Madrid)
Intervendrán:
Vicente Muñoz Álvarez (antólogo)
Ignacio Escuín Borao (antólogo)
David Vicente (editor)
& varios autores del libro
viernes, 18 de febrero de 2011
BEATITUD EN MADRID: 25-2-2010.
Viernes 25 de febrero,
19 h Casa del Libro - C/Hermosilla, 21.
Madrid
Intervendrán
Vicente Muñoz Álvarez (antólogo)
Ignacio Escuín Borao (antólogo)
David Vicente (editor)
& varios autores del libro
Os esperamos
Cover by Jul
PULL MY DAISY by Víctor Marchán.
Suena David Amram mientras aporreo el teclado. Hoy las palabras no terminan de salir y las frases se esparcen densamente sobre el papel.
Y es que no me encuentro bien; lo achaco al almuerzo de esta mañana.
Si quieres un consejo: no dejes nunca entrar a Burroughs en tu cocina, lo dejará todo patas arriba y tendrás ardor de estómago al menos durante dos semanas. Aún no sé bien cómo me dio por abrirle cuando llamó a mi puerta una noche, de madrugada, vestido con un ajado traje manchado de barro y una raída maleta por todo equipaje. Pero era el amigo de un amigo, no podía dejarle en la calle. Ahora vive bajo mi fregadero y sólo sale de ahí para pedirme tabaco o cuando huele a café recién hecho.
No le cobro alquiler.
Me aparto del teclado un instante, el justo para encender un cigarro y darle una primera calada que inunde mis pulmones. Releo lo escrito y el humo que expulso se me antoja menos denso que el texto.
Es entonces cuando, a mi espada, oigo reír a Bukowski. Desheredado de su propia generación (llegó tarde por tomar una última copa), también terminó aquí. Aunque él no llamó a la puerta y, directamente, se coló por una ventana.
«Así que quieres ser escritor, ¿eh?», me pregunta con sarcasmo.
Y me planteo mandarlo a pasar una temporada junto a Burroughs, bajo el fregadero. Pero no puedo; él llegó antes… y tiene sus privilegios.
Víctor Marchán
Y es que no me encuentro bien; lo achaco al almuerzo de esta mañana.
Si quieres un consejo: no dejes nunca entrar a Burroughs en tu cocina, lo dejará todo patas arriba y tendrás ardor de estómago al menos durante dos semanas. Aún no sé bien cómo me dio por abrirle cuando llamó a mi puerta una noche, de madrugada, vestido con un ajado traje manchado de barro y una raída maleta por todo equipaje. Pero era el amigo de un amigo, no podía dejarle en la calle. Ahora vive bajo mi fregadero y sólo sale de ahí para pedirme tabaco o cuando huele a café recién hecho.
No le cobro alquiler.
Me aparto del teclado un instante, el justo para encender un cigarro y darle una primera calada que inunde mis pulmones. Releo lo escrito y el humo que expulso se me antoja menos denso que el texto.
Es entonces cuando, a mi espada, oigo reír a Bukowski. Desheredado de su propia generación (llegó tarde por tomar una última copa), también terminó aquí. Aunque él no llamó a la puerta y, directamente, se coló por una ventana.
«Así que quieres ser escritor, ¿eh?», me pregunta con sarcasmo.
Y me planteo mandarlo a pasar una temporada junto a Burroughs, bajo el fregadero. Pero no puedo; él llegó antes… y tiene sus privilegios.
Víctor Marchán
EN EL 47 by Rubén Casado.
Me encontraba en algún punto de la carretera que cruza North Platte. Estaba en la cuneta, dedo en alto, cuando una camioneta frenó violentamente y se detuvo a mi altura. Un grupo de hombres se hacinaban en la parte trasera del vehículo, vistos solo por la luz tintineante de sus sucios ojos. Me hice sitio y enseguida me pasaron una botella. La noche era clara y gigantesca. Di un trago y ofrecí el vidrio al tipo que estaba frente a mí. Tuve que llamarle la atención un par de veces. Parecía estar teniendo una visión, por lo concentrado que andaba en el paisaje. Su cara resplandecía, serena, como si de un momento a otro fuese a romper a llorar de emoción. Le pregunté cómo se llamaba. Jack, dijo. ¿Y a dónde vas, Jack? A Denver. Ohh a Denver, pensé. Así transcurrió el viaje, trago sobre trago, en silencio, solo roto de cuando en cuando por una tonadilla sureña cantada a capella por algún jornalero ebrio. Cuando ya despuntaba la mañana me apeé en mi destino, junto a otros que iban a trabajar las mismas tierras. El resto de la diligencia siguió adelante, con Jack acurrucado en la trasera mirando con fascinación el espectacular crepúsculo del Estado de Wyoming. Años más tarde lo vi en televisión, en una entrevista, visiblemente ebrio. Era él, sin duda, los mismos ojos, la misma mirada inteligente, el mismo semblante, pero más triste que entonces. ¡Ese es Jack! Le dije a mi hijo. Si papá, Sal Paradise. ¿Qué Sal Paradise? ¡Jack, Jack! Viajé con él. ¡Qué viajaste con Jack Kerouac! ¿Cuándo? En el 47, en el camino.
Rubén Casado
Rubén Casado
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